Obra: Rojo, blanco y sangre azul
Autora: Casey McQuiston
Editorial: Molino
Año de edición: 2019
Número de páginas: 496
Sinopsis: Alex Claremont-Díaz, el hijo millennial de la presidenta de los Estados Unidos, es un tesoro para el marketing de la Casa Blanca: atractivo, carismático e inteligente. Lo que nadie sabe es que no soporta al príncipe Henry, el hijo de la reina de Inglaterra. Así que, cuando la prensa sensacionalista se hace con una fotografía que refleja un altercado entre Alex y Henry, las relaciones entre Estados Unidos y el Reino Unido se enfrían. Ambos países trazan un plan para paliar los daños. Lo que empieza como una falsa amistad, publicada en Instagram, se va transformando en algo más profundo de lo que Alex y Henry podrían haber imaginado.
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Habiéndonos quejado ya del punto anterior, creo que es importante hablar de los personajes. Alex, el boyante hijo de la presidenta Claremont es la viva imagen de un Gary Stu (guapo, exitoso, popular, inteligente, perfecto como si el mismísimo Lucifer se tratase), todo le sale bien y cualquier obstáculo es solventado sin problema alguno, no importa cuan fatal sea el destino pues él siempre consigue que todo salga bien al final. A decir verdad, es un personaje opacado por cualquiera de los demás protagonistas. Como tampoco es menester ofrecer una reseña de diez páginas nos centraremos en el otro amante, el Príncipe Henry. Henry ocupa muchos de los defectos narrativos de Alex en el sentido de que es un Gary Stu, sí, pero uno trágico. Su vida atormentada y su sensibilidad interior, así como su cultura erudita le otorgan muchas mayor profundidad e interés como personaje. Es un hombre que aun habiendo nacido en la opulencia ha sufrido la pérdida y la negación de la identidad, vive encarcelado en una jaula dorada de la que ansía escapar y ve en la literatura y el arte una vía de escape. Donde Alex es irreverencia, él es sacrificio; y eso es lo que le convierte en una figura mucho mas llamativa y curiosa.
Como digo, Alex es un personaje plano cuya mayor adversidad es ser medio mexicano —proveniente de un Estado donde los hispanos son una buena parte de la población— y en este hecho se lamenta continuamente, una y otra vez, como si tal cosa fuese un hándicap para ser político (el 10% de los congresistas lo son, una cifra que no para de aumentar). Sus motivaciones son buenas, se preocupa por los demás, pero es que es demasiado perfecto y sus desgracias vitales y puntos negativos son tan pocos que sientes hasta rabia al leerlo. Nada que ver con el príncipe (cuyo trasfondo habría sido más interesante de explorar).
Aun así, lo que destaca es el romance. Este punto es correcto, aunque creo que si hubiese sido un romance heterosexual el libro no habría tenido ni la mitad de repercusión porque hay bastantes historias mejor contadas y con mas intriga. Ciertamente es una historia bonita y el romance te hace suspirar y desear vivir un amor como ese, así que en este punto ha cumplido su cometido. No es que vaya a ganar un Nobel de literatura, pero como lectura veraniega no está mal.
En definitiva, el libro es lo que es, ni más ni menos. Un romance que cumple su promesa, pero al que le falta algo de profundidad, quizás porque condensa en pocas páginas toda la trama y quizás un segundo volumen podría haber dado juego. Aun así, entendemos que es un romance adolescente y que no busca darle un trasfondo trabajado y dramático. Como decimos, para un bloqueo lector está bien, pero tampoco es una genialidad.
¿Qué pensáis de este libro? ¿Lo habéis leído ya? ¡Decídnoslo en los comentarios!
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