Autor: Alberto Méndez
Obra: Los girasoles ciegos
Editorial: Anagrama
Año de edición: 2004
Número de páginas: 160
Resumen: Un capitán del ejército de Franco que, el mismo día de la Victoria, renuncia a ganar la guerra; un niño poeta que huye asustado con su compañera niña embarazada y vive una historia vertiginosa de madurez y muerte en el breve plazo de unos meses; un preso en la cárcel de Porlier que se niega a vivir en la impostura para que el verdugo pueda ser calificado de verdugo; por último, un diácono rijoso que enmascara su lascivia tras el fascismo apostólico que reclama la sangre purificadora del vencido. Son historias de los tiempos del silencio, cuando daba miedo que alguien supiera que sabías. Cuatro historias, sutilmente engarzadas entre sí, contadas desde el mismo lenguaje pero con los estilos propios de narradores distintos que van perfilando la verdadera protagonista de esta narración: la derrota.
No suelo ser una gran apasionada de la novela histórica (y mucho menos la ambientada en la Guerra Civil española) pero mi amigo Náufrago a la deriva me recomendó y me prestó el libro, y lo cierto es que me quedé gratamente sorprendida.
El libro narra el final de la Guerra Civil en España desde el punto de vista de cuatro personajes afines al bando republicano. Cada uno de estos personajes cuenta su triste historia, y así la novela queda compuesta de cuatro relatos:
-"Si el corazón pensara dejaría de latir"
-"Manuscrito encontrado en el olvido"
-"El idioma de los muertos"
-"Los girasoles ciegos"
No es ningún spoiler decir que todos ellos acaban mal, ya que la propia sinopsis reconoce que este es un libro sobre la derrota; pero lo interesante es aclarar que, al final, todos estos personajes estaban relacionados de una forma o de otra.
Bajo ningún concepto quiero posicionarme políticamente en un conflicto de esta índole (a mi parecer, sería ridículo que me pusiese a escoger un bando de una guerra del siglo pasado), pero reconozco que, a pesar de que la novela sea un drama histórico, me ha gustado. Para mí, un buen libro es aquel que consigue transmitirme algo, y aunque haya sido melancolía (y hasta un pelín de indignación) han sido sentimientos fuertes. Los personajes eran capaces de arrastrarme hasta lo más profundo de sus mentes y sus corazones, y cuando leía el libro (redactado con un lenguaje sencillo) me sentía estar dentro de la trama.
Solo si eres capaz de olvidar tus prejuicios (de cualquier índole) puedes disfrutar de esta novela.
0 Comentarios