Obra: El proyecto Joshua
Editorial: Ediciones B
Número de páginas: 384
Idioma original: Alemán
Resumen: A diferencia de su hermano Cosmo, encerrado en las celdas de seguridad de una clínica psiquiátrica, Max nunca ha cometido ningún error. Sin embargo, dentro de pocos días consumará uno de los delitos más horrorosos del que es capaz un ser humano. Solo que, por el momento, lo ignora…Pero hay quienes sí lo saben, y están decididos a matarlo antes de que sea demasiado tarde.
Sebastian Fitzek (1971) estudió Derecho. Antes de dedicarse a la escritura, trabajó como periodista, editor y director de programación para varias emisoras de radio. También ha desarrollado programas de televisión, y actualmente es socio de una de las más importantes consultorías alemanas para la industria radiofónica.
Antes de empezar con la reseña, debo señalar que este no es un libro apto para sensibles. Se trata de novela contemporánea con tintes de ciencia ficción (entendiendo por ciencia ficción la creación de máquinas capaces de adivinar si alguien cometerá un delito) y mucha presencia de la estructura de la novela negra. Es un libro cargado de violencia, desesperación y crítica social en la que la piedra angular temática es la pederastia.
Max es un buen hombre que tiene una hija adoptiva que es la luz de su alma, pero un programa informático en pruebas parece dictar que próximamente cometerá el delito de violar a su hija. Él jamás lo haría y sin duda piensa que le han tendido una trampa. Como la gente sigue siendo estrecha de mente, todos creen que al no ser su padre biológico, Max no quiere a su hija, pero se equivocan. Cuando raptan a su hija, Max está tan desesperado por recuperarla que tiene que pedirle ayuda a su hermano Cosmo, el cual sí está condenado por una pederastia real.
Como podéis ver, el argumento es muy brutal. No hay escenas explícitas de sexo con menores (gracias a Dios) pero sí que la novela entera reflexiona sobre este delito, que es calificado por el autor como el peor crimen que puede cometer un ser humano. Da a entender que existen pederastas que lo son porque son unos absolutos hijos deCENSURADO, mientras que otros (como Cosmo) lo son por un desequilibrio psicológico y da a entender que con el tratamiento mental y farmacéutico adecuado es una enfermedad que se puede superar. Cada cual con sus opiniones, pero es cierto que es un planteamiento que nunca había tenido y hacerse preguntas siempre es la mejor manera de tratar de hallar soluciones.
También habla de la influencia que el pasado y los traumas pueden tener en nosotros, y cómo dos personas que han pasado por circunstancias similares pueden tomar caminos radicalmente opuestos.
Debo decir que cuando empecé a leer esta novela no terminaba de convencerme y estuve a punto de dejarla a medias, pero al final continué leyéndola y acabé apreciándola.
En conclusión es una obra muy violenta pero también muy crítica y reflexiva; no apta para personas fácilmente impresionables, pero recomendadísima para los amantes de la novela negra y el mundo del crimen.
Max es un buen hombre que tiene una hija adoptiva que es la luz de su alma, pero un programa informático en pruebas parece dictar que próximamente cometerá el delito de violar a su hija. Él jamás lo haría y sin duda piensa que le han tendido una trampa. Como la gente sigue siendo estrecha de mente, todos creen que al no ser su padre biológico, Max no quiere a su hija, pero se equivocan. Cuando raptan a su hija, Max está tan desesperado por recuperarla que tiene que pedirle ayuda a su hermano Cosmo, el cual sí está condenado por una pederastia real.
Como podéis ver, el argumento es muy brutal. No hay escenas explícitas de sexo con menores (gracias a Dios) pero sí que la novela entera reflexiona sobre este delito, que es calificado por el autor como el peor crimen que puede cometer un ser humano. Da a entender que existen pederastas que lo son porque son unos absolutos hijos de
También habla de la influencia que el pasado y los traumas pueden tener en nosotros, y cómo dos personas que han pasado por circunstancias similares pueden tomar caminos radicalmente opuestos.
Debo decir que cuando empecé a leer esta novela no terminaba de convencerme y estuve a punto de dejarla a medias, pero al final continué leyéndola y acabé apreciándola.
En conclusión es una obra muy violenta pero también muy crítica y reflexiva; no apta para personas fácilmente impresionables, pero recomendadísima para los amantes de la novela negra y el mundo del crimen.
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