'Colón, tras la ruta de poniente' como novela histórica y juvenil

En este post me he atrevido a escribir un análisis de la novela Colón, tras la ruta de poniente para averiguar cuáles son los rasgos de esta obra que comparten las novelas históricas cuando están orientadas hacia el público juvenil.

María Isabel Molina ha demostrado a través de sus obras literarias que mezclar el mundo de la novela histórica y el de la novela juvenil es posible. Una de sus obras más conocidas es Colón, tras la ruta de poniente, que acerca a los más jóvenes a los entresijos de la historia del descubrimiento de América. La novela ha sido tan popular que la autora lleva años dando conferencias sobre la misma en diferentes colegios e institutos del país, desde Tenerife (Colegio Echeyde[1]) hasta Salamanca
(Colegio San Estanislao[2]), pasando por Madrid (IES Jaime Ferrán).
            El argumento de la novela es el siguiente: “Andrés Haraldsen Perestrello, hijo de un navegante noruego y de una dama portuguesa, acompaña a Cristóbal Colón como secretario en sus encuentros con los Reyes Católicos y los nobles de Castilla, para convencerlos de que se puede llegar a las Indias navegando hacia el Oeste. Andrés ha heredado de su padre el interés por el mar y se convertirá en un experto cartógrafo, pero los enemigos que traicionaron a su padre le van a complicar la vida a cada instante e intentarán robarle los planos que heredó y que indican el camino hacia las Indias por occidente. Cuando Cristóbal Colón se cruza en la vida de Andrés, nuestro protagonista se unirá fervorosamente a él como secretario de la histórica expedición que culminó el 12 de octubre de 1492 con el descubrimiento del Nuevo Mundo[3]”.

            Razones del éxito de la novela en las aulas

            Colón, tras la ruta de poniente se ha convertido en un libro de referencia para todos los docentes que quieran utilizarlo para instruir a sus alumnos en el mundo de la historia y la geografía a la vez que se promueve la lectura. Asimismo, se destaca su valor educativo en áreas trasversales como la educación cívica, abarcando ámbitos como la interculturalidad y la igualdad de género. Este libro tiene un gran interés pedagógico, por lo que la propia editorial Alfaguara Juvenil lo ha mirado desde este enfoque y ha propuesto una guía de actividades en el aula. En la red se pueden encontrar multitud de blogs relacionados con esta lectura que proponen ejercicios que pueden ser utilizados por los profesores en sus clases.
La novela no solamente transmite conocimientos prácticos, sino también valores morales. Las tres grandes religiones monoteístas (cristianismo, islamismo y judaísmo) vienen reflejadas con una perspectiva histórica que narra su convivencia y sus conflictos, lo cual hace que el alumno comprenda las aportaciones culturales de cada una y se fomente la diversidad religiosa en el aula. La familia también está muy valorada en esta obra, especialmente como referencia personal en los momentos en que se necesita ayuda, apoyo o protección. Por último, valores como la honestidad, la honradez, la fidelidad, la amistad, el perdón y el amor.
            Esta novela está pensada para atraer a un público de 12 años en adelante (especialmente los del Tercer Ciclo de Primaria y Secundaria). El protagonista, Andrés Haraldsen es un personaje adolescente con el que los jóvenes lectores se identifican mejor que con el adulto Cristóbal Colón. El lector acompaña a Andrés durante un proceso de maduración en el que el protagonista pasa de estar centrado únicamente en sus estudios a reparar en una vida que está repleta de problemas, pero también de cosas buenas. Andrés crece y debe empezar a tomar sus propias decisiones y a asumir las consecuencias de sus actos, debe dejar de ampararse siempre en la familia y salir adelante por sí solo. Además, conocerá nuevos sentimientos como el amor hacia una chica llamada María de Alcalá y el resentimiento por su enemigo don Joao de Silva.
            La novela histórica mezcla tan bien con la novela juvenil debido a que se utiliza la narrativa de aventuras para enlazar una con otra. Los jóvenes, que suelen acusar a la novela histórica que se manda en el aula como “aburrida, puesto que solo tiene datos”, encuentran un hilo conductor perfecto para seguir el argumento. El lector quiere saber si Andrés conseguirá vencer a su enemigo, si este malvado logrará arrebatarle los mapas, si el chico logrará forjarse una vida y tener un trabajo, por cuántos lugares viajará, a cuántos personajes conocerá y cómo acabará su relación con María de Alcalá. Y mientras se siguen las aventuras de la vida de Andrés, los personajes secundarios y las situaciones nos narran de manera sutil los hechos históricos, interesantes y curiosos. Formando lo que se conoce como un aprendizaje lúdico facilitado por una narración clara y un lenguaje sencillo y perfectamente comprensible.


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            Lo que la autora piensa de su obra

            María Isabel Molina es una escritora madrileña que comenzó su relación con el mundo de la literatura a principios de los años sesenta cultivando la novela histórica y biográfica, para luego introducir este género en el de la literatura juvenil. Ha sido la ganadora de los premios Doncel de Cuento y de Novela, el Premio Ciudad de Trento y el premio CCEI. Su novela Balada de un castellano fue incluida en la lista de honor del IBBY del año 1974. Ha publicado relatos breves en revistas dedicadas al público infantil y juvenil y ha colaborado en diversos programas de televisión[4].
Según la autora la literatura infantil y juvenil: “Principalmente, tiene que divertir. Los libros útiles, pedagógicos, etc., son otra cosa. Y tras esta premisa, las viejas fórmulas de los clásicos, de las novelas por entregas, de las series televisivas, siguen siendo válidas, en especial para la literatura infantil y juvenil. En definitiva, debe haber aventura, tienen que “pasar cosas”, debe tener amistad y amor, y –a ser posible y ya como un deseo personal- debe tener un final abierto a la esperanza, debe terminar bien”.[5]
“¿A quién no le gusta leer?”, preguntó un día María Isabel Molina en un instituto. Doce niños levantaron la mano. “¿Por qué?”, preguntó ella. “Porque los libros están llenos de letras”, fue una de las respuestas en medio de las risas de sus compañeros. Pero la escritora supo que esa respuesta, aparentemente obvia, quería decir que la lectura había resultado pesada y no se había convertido en una aventura para el adolescente. Muchas veces, aclara Molina, los profesores simplemente dicen qué libro o libros deben leer los alumnos, piden comentarios escritos o hacen encuestas o evalúan, “pero no motivan su lectura, no lanzan un señuelo”. Si no se motiva, agrega la escritora, significa que se está ejecutando mal el plan lector[6] (Manrique Sabogal, 2013).

            Época histórica y concordancia cronológica

Esta novela se centra en los hechos históricos acontecidos en 1492: la reconquista del reino de Granada; la expulsión de los judíos por los Reyes Católicos y el primer viaje de Cristóbal Colón a América, principalmente. Sin embargo, también hace eco de otros hechos históricos igualmente importantes.
El protagonista, Andrés Perestrello Haraldsen dice haber nacido en Lisboa en el año 1475. En este año, se sucedió la Guerra de Sucesión Castellana[7] hasta el año 1479. En este conflicto bélico se enfrentaron los partidarios de Juana de Trastámara (la Beltraneja) y los de Isabel para decidir quién accedería al trono de la Corona de Castilla tras la muerte de Enrique IV de Castilla, padre de Juana y hermanastro de Isabel. La guerra no fue un enfrentamiento que agrupó solo a la población castellana, sino que se expandió al ámbito internacional, puesto que la Corona de Aragón dio su apoyo a Isabel (ya que Fernando, el heredero de esta Corona, era el esposo de esta candidata) y Portugal apoyó a Juana (Alfonso V de Portugal era su esposo). Francia también intervino en la guerra a favor de Juana, apoyando a Portugal para evitar que Aragón, que era su rival en el comercio italiano, se uniera a Castilla.
Las consecuencias de la batalla de Toro y la mala gestión de los recursos militares por parte de Portugal dieron lugar a una progresiva desintegración del bando juanista entre 1476 y 1477. Esto y el reconocimiento del matrimonio de Isabel y Fernando en las cortes de Madrigal, siendo Isabel nombrada heredera a la Corona de Castilla, tuvieron como consecuencia a que a partir de ese momento el conflicto se convirtiese esencialmente una guerra entre Castilla y Portugal, cobrando gran importancia la guerra naval en el océano Atlántico. En este contexto se libró batalla naval de Guinea, donde se dice en la novela que murió Johann Haraldsen, el padre de Andrés Haraldsen, cuando este era aún un niño. También se hacen referencias a que Cristóbal Colón viajó a este territorio junto al padre del chico en varias ocasiones. Las fuentes históricas confirman que Colón se estableció en Lisboa como agente comercial de la casa Centurione, para la que realizó viajes a Madeira, Guinea, Inglaterra e incluso Islandia en 1477[8].
Castilla y Portugal firmaron el Tratado de Alcáçovas[9] en 1479, que reconocía a Isabel y Fernando como reyes de Castilla y les otorgaba el dominio de las islas Canarias, mientras que garantizaba a Portugal la hegemonía en el Atlántico. Este tratado es ampliamente comentado en el interior de la novela cuando Cristóbal Colón expone por ante los reyes sus cálculos para llegar a la India a través de la ruta de poniente. En esta escena la reina Isabel le advierte de que al cruzar el Atlántico se podrían romper las condiciones de este tratado que otorgaba el dominio de este mar a los portugueses, lo que podría quebrar la paz entre ambos reinos. Ante esto, Colón responde que utilizarán la ruta hacia las Canarias, que sí es territorio castellano, para no violar el acuerdo de ambos países.
La novela, aunque parezca estar centrada en el viaje de Cristóbal Colón a América, en realidad se centra en las audiencias que tuvo con el rey de Portugal y con los Reyes Católicos para proponerles que financiasen su empresa. La obra detalla los intentos de Colón por atraer la atención de los reyes en un contexto en el que Portugal se había negado a colaborar con él y los Reyes Católicos estaban más pendientes de la lucha contra Granada. Cuando Granada es tomada el 1 de enero de 1492 por los Reyes Católicos, Colón empieza a mover hilos entre sus amistades cercanas a los Reyes para conseguir su favor. Se cuenta cómo se formó una asamblea para discutir el tema y cómo los Reyes se negaron en principio a aceptar el acuerdo de Colón, pero finalmente accedieron gracias a las amistades que intercedieron por el navegante cuando este ya estaba camino de ir a consultar al rey de Francia. La historia también hace hincapié en la expulsión de los judíos, cuando Andrés habla con un criado judío converso que le expone sus razones para creer que la convivencia de ambas religiones es posible

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Personajes históricos

A lo largo de la obra, prácticamente todos los personajes son personajes históricos y reales salvo el protagonista, su enemigo y su amada. El libro está escrito en primera persona del pasado, puesto que Andrés Haraldsen dice escribir esta pequeña biografía por orden de don Américo Vespucio, Piloto Mayor de la Casa de Contratación de Sevilla. Este personaje fue un hombre real, un navegante italiano amigo de Cristóbal Colón que fue el encargado de hacer llegar a Europa la noticia de que las tierras halladas por Colón no eran las asiáticas, sino que formaban parte de una "cuarta pars" del mundo a la que se le daría su nombre tras su fallecimiento[10]. Por su parte, la Casa de Contratación de las Indias de Sevilla fue una institución real creada mediante Real Cédula en 1503, en Sevilla. Su tarea era regular el comercio con las colonias americanas. “Además de realizar funciones comerciales, la Casa de Contratación desempeñó un papel fundamental en el ámbito de la cartografía y la navegación, puesto que estableció numerosas escuelas para navegantes que sirvieron como precedente al resto de Europa. Gracias a sus funciones hacendísticas, la Casa de Contratación de Indias ocupó un lugar fundamental tanto en la administración del comercio colonial, como en las finanzas de la metrópoli, e hizo de Sevilla, su sede, uno de los principales centros neurálgicos del imperio”[11] (RUBINO, Francisco).
En la novela también se menciona a Enrique el Navegante, el príncipe de Portugal que realizó importantes expediciones marítimas y que fundó la primera escuela para navegantes de Europa en Sagres, donde estudió nuestro protagonista Andrés. Enrique el Navegante aportó importantes mejoras al arte de la construcción naval, en Sagres se diseñó la carabela.[12] Se sigue hablando de las mejoras técnicas logradas en el ámbito naval por  los portugueses cuando se expone que nuestro protagonista se encargaba de diseñar portulanos (nuevas cartas de navegación) por orden del rey Juan II de Portugal[13], hijo de  Alfonso V y Juana.
Otros personajes históricos son nombrados, además de los mencionados anteriormente y de Cristóbal Colón y los Reyes Católicos. Se habla de  Fray Antonio de Marchena, supervisor del convento de La Rábida; del marqués de Medinaceli y el duque Fernando de Medinaceli, de Fray Juan Pérez, confesor de la reina Isabel, que trató de convencer a los reyes de que financiasen la expedición de Colón;  y de Boabdil, el último rey de Granada y el que firmó su rendición ante los Reyes Católicos.
Muy por encima se mencionan en ciertas conversaciones a Marco Polo, el matemático Al Khwarizmi, el contador Luis de Santángel, el emperador Gran Khan, Toscanelli, San Agustín de Hipona, etc.
Se tergiversa medianamente el árbol genealógico de Cristóbal Colón para hacer que Andrés Haraldsen Perestrello tenga parentesco con él. En lo esencial, aparecen personajes como Diego y Fernando Colón, los hijos de Cristóbal, y se menciona a su fallecida esposa Felipa y a su nueva esposa Beatriz. La hermana de Felipa, Violante, está casada con Miguel Muliarte, y tanto Felipa como Violante eran hijas de  Bartolomé Perestrello (que fue gobernador de Porto Santo) e Isabel Moniz. Todos estos son personajes reales, e Isabel Moniz tiene un papel importante en la novela (se le dedica un capítulo). Ella es utilizada para ser la tía abuela de Andrés Haraldsen Perestrello, y es quien le recomienda que viaje desde Portugal hasta Huelva para pasar una temporada con sus tíos, a través de los cuales conocerá a Cristóbal Colón.

Los lugares

En esta novela podemos viajar junto a los protagonistas a varios lugares emblemáticos de Portugal y España antes de llegar hasta América. Para empezar, Andrés vivía en Portugal, concretamente en Porto Santo, antes de ingresar en la escuela de Sagres. Tras su huida de Sagres se traslada a Lisboa para visitar a su tía abuela Isabel Moniz y pedirle consejo. Ella le recomienda ir a Huelva con sus tíos Miguel de Muliart y Violante, y para llegar hasta allí pasa por Palos de la Frontera. En Huelva conoce a Cristóbal Colón, que le lleva al monasterio de La Rábida para hablar con un fraile cercano a la reina y pedirle que la convenciera de financiar el viaje a la India. Tras esta parada, se dirigen a Santa Fe a tener una audiencia con los Reyes Católicos. Colón y Andrés se alojan en la casa del duque de Medinaceli. Poco después asistimos a la capitulación de Granada y Colón va a pasar las Navidades a Córdoba. Cuando los Reyes financian la expedición, Colón, Andrés y su tripulación viajan desde Palos de la Frontera, hacen trasbordo en la Gomera y continúan su rumbo hacia el Nuevo Mundo.
Además de los lugares visitados, hay otros muchos lugares que son mencionados y descritos en la novela y tienen gran importancia. En concreto, suele hablarse de la isla de Thule, el lugar en el que nació el padre de Andrés, donde los hombres son altos y rubios y esta es la razón de que nadie crea a primera vista que nuestro protagonista es portugués. También está Guinea, en cuya batalla murió Johann Haraldsen; y la ruta del Río de Oro, en la que este conoció a Joao de Silva y lo detuvo por piratería (motivo de que este quiere vengarse de Andrés y robarle los mapas). Se habla también de otros territorios cuando Colón expone su plan de llegar a India, y el mapa que tiene Andrés y que Joao quiere robar es el que tiene un territorio desconocido, una isla llamada Antilia. Se hace referencia a las islas Canarias al mencionar el Tratado de Alcáçovas, de Groenland al hablar de territorios recientemente descubiertos y de Finisterre al indicar que es casi imposible navegar más allá de ese lugar.

Religión

La religión en esta novela toma un papel muy importante. Estamos hablando del contexto de la Guerra de Granada, en la que los Reyes Católicos (cristianos) pretendían recuperar Granada y luchaban por ella contra Boabdil y los musulmanes. Aun así, se relatan situaciones que dejan clara la influencia que los musulmanes ejercieron y su legado cultural en las comunidades cristianas, de hecho, hay una escena en la que la reina Isabel enseña a las niñas y jóvenes de palacio a bordar brocados musulmanes.
Hablamos también de la época en la que se decretó la expulsión de los judíos; y la autora nos relata una conversación entre el cristiano Andrés y el criado que es un judío converso, pero que a pesar de estar convertido al cristianismo no quiere perder ciertas costumbres de su pueblo ni entiende por qué cristianismo y judaísmo no pueden convivir en paz.
 Por último, nos situamos en los comienzos de la colonización de nuevos territorios por parte de un imperio que enviaba misioneros para expandir la fe cristiana en las comunidades de indígenas. Es destacable que esto es uno de los argumentos que Colón utiliza para persuadir a los Reyes Católicos para que le ofrecieran los medios para llegar a la India, les dice que se convertirán en los reyes que llevarán la fe cristiana más lejos que ningún otro monarca. Las tradiciones cristianas están también muy presentes en la novela, y esto incluye la celebración de la Navidad, el paso de Andrés y Colón por el monasterio de La Rábida y el debate sobre si es herejía decir que la Tierra es redonda.

Mujeres

            Las mujeres más importantes de esta novela son Isabel Moniz (tía abuela de Andrés), Isabel la Católica, Antonia de Perestrello (madre de Andrés) y María de Alcalá (su amada). Las dos primeras son personajes históricos reales, mientras que las dos segundas son personajes ficticios.
            La primera mujer a la que conocemos es a Antonia Perestrello, una mujer que parece tener bastante valor. Se la muestra en una escena en la que le echa la bronca al marido por sacar a Andrés de noche a la calle sin ropa de abrigo. La segunda escena en la que aparece es cuando un oficial le trae la noticia de la muerte de su esposo y ella se enfurece y critica las guerras que crean los hombres. Cuando el oficial le dice que ella no puede comprender las razones de los hombres ella le responde: “Soy mujer, pero no soy tonta”. En general, este personaje parece no tener problemas en enfrentarse a los hombres, lo cual no es propio de la concepción femenina de la época.
            Isabel Moniz se retiró a un convento desde la muerte de su marido Bartolomé, y fue vista por su familia como una sabia que a su edad seguía encargándose de los asuntos y problemas familiares. Se la muestra como una mujer imponente y muy inteligente, capaz de establecer tratos y acuerdos con las élites ella sola, sin ayuda de los hombres, y consejera tanto de hombres como de mujeres. Casi parece la “matriarca” de los Perestrello y tiene un capítulo entero de la novela dedicado a ella.
            Isabel la Católica es también imagen de la inteligencia (así la describe María de Alcalá) y el poder. Es una mujer muy influyente y no deja que las decisiones de su marido sean más importantes que las suyas. De hecho, Fernando se negó a financiar a Colón y fue Isabel la que le convenció de hacer lo contrario. Además, se la muestra como una mujer cariñosa con los niños y jóvenes que están a su cargo, y es bastante avanzada en temas de igualdad de género, pues en su palacio hay una escuela para los niños y otra para las niñas, pues cree que estas también merecen educación.
            Por último, María de Alcalá es una chica que se está educando en la escuela de Isabel. Es franca y sincera, no teme decir que hay hijos bastardos en la Corte, y admite que es hija de un obispo. Es espontánea, alegre, divertida y dulce. Le gusta explorar nuevos lugares (cuando lleva a Andrés a dar una vuelta por Granada),  cuando este le pide matrimonio se lanza a sus brazos (se dicen “te quiero” y muestran unas pautas afectivas impropias del siglo XV) y cuando unos ladrones la agarran y la amenazan ella trata de defenderse.
        Estas mujeres que encarnan el valor, la sabiduría, el poder y la espontaneidad son anacrónicas con respecto a la personalidad de las mujeres del momento. Esto se ha hecho para inculcar valores de igualdad de género en los jóvenes lectores a pesar del sacrificio de la veracidad histórica.

Conclusión

Colón, tras la ruta de poniente podría constituir un nuevo género que agrupa la novela histórica, la juvenil y la de aventuras, y tiene rasgos de las tres. Se da más importancia a la aventura y la ficción para cautivar la atención del público joven. De esta manera, se sitúa al lector en un contexto histórico y se le rodea de personajes reales que le guían por los senderos de la historia de una forma lúdica e instructiva. Sin embargo, estos mecanismos obligan a que la novela esté escrita en un lenguaje muy sencillo y que tenga pocas páginas (125), y la necesidad de inculcar valores a los jóvenes hace que se puedan cometer anacronismos, como situar a la mujer en un contexto pasado con relativa igualdad de género cuando esto no era así, o tergiversar las muestras de amor del siglo XV.

https://www.casadellibro.com/libro-cuentos-para-despertar/9788416821921/5736541?wgu=8941_16644_1549622403584_64c7018bb9&wgexpiry=1557398403&ca=21394&utm_source=webgains&utm_medium=RedAfiliacion&utm_campaign=21394&utm_content=ND

[1] Colegio Echeyde: http://www.colegioecheyde.com/encuentro-con-isabel-molina/

[2] Colegio San Estanislao: http://www.sanestanislao.net/news/view/20-noticias/731-nos-visita-m-ordf-isabel-molina

[3] Alfaguara Juvenil. Colón, tras la ruta de poniente. Guía de actividades. Disponible en el enlace: http://www.leeresunbuenplan.es/wp-content/uploads/GuiaActividades/guia-actividades-colon-tras-ruta-poniente.pdf

[4] Diccionario de Escritores e Ilustradores de Literatura infantil y juvenil. María Isabel Molina. En el enlace: http://recursos.fgsr.es/autores/resultados/ver_ficha?id=780

[5] Molina LLorente, María Isabel. María Isabel Molina Llorente. En: CLIJ. Cuadernos de literatura infantil y juvenil. – Barcelona, 1998, N. 104, P. 21

[6] MANRIQUE SABOGAL, W. (18 de junio de 2013). El secreto de crear pequeños lectores, en las jornadas de Lecciones y Maestros. El País.

[7] SÁNCHEZ ORTEGA, Daniel. Historia. Colección ÁGORA XXI. Editex. Madrid.

[8] Días de la Raza – Curiosidades sobre Cristóbal Colón. En el enlace: http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:http://www.burrosabio.com/dia-de-la-raza-curiosidades-sobre-cristobal-colon/&gws_rd=cr&ei=wRt5VsueLceSasmsubgK 

[9] ARÓSTEGUI SÁNCHEZ, J. et alt. Historia de España. Vicens Vives. Barcelona.

[10] Biografía de Américo Vespucio en el enlace: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/v/vespucio.htm

[11] RUBINO, Francisco. La Casa de Contratación. En el blog Clases de historia: La América colonial del IES Juan de la Cierva de Vélez-Málaga. Disponible en el enlace: http://www.claseshistoria.com/america/colonial-administracion-casacontratacion.html

[12] Biografía de Enrique el Navegante en el enlace: http://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/5478/Enrique%20el%20Navegante

[13] Biografía de Juan II de Portugal en el enlace: http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=juan-ii-rey-de-portugal

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