Autor: Ángela Martín del Burgo
Obra: El mundo entero pasa por Marsella
Colección: Estrella negra
Editorial: Cuadernos del laberinto
Lugar de edición: Madrid
Fecha de publicación: 2015
Idioma original: Castellano
Número de páginas: 313
Resumen del libro: En Marsella —la puerta del mundo o el umbral de los pueblos, en palabras de Joseph Roth, o una de las reinas del viejo Mediterráneo, llena de vicío y de sabiduría, en expresión de Pío Baroja —, André Dreujou, joven pickpocket y lector infatigable, se enfrentará a la aventura de los caminos de la libertad, de la encrucijada entre el Bien y el Mal, del amor y de los celos, de la existencia trágica y de la muerte.André, tras la separación de sus padres y la pérdida de trabajo de la madre, abandonará las aulas de un liceo de Marsella para sobrevivir en un principio a base de pequeños robos. Arrastrado por las circunstancias, se verá envuelto en una cadena de crímenes; soportará la amargura de la culpa; y se sentirá tan atormentado por la violencia que causa como sus propias víctimas.La investigación policial correrá cargo del inspector Adrien Labachaise, jefe de la Brigada Criminal de Marsella, quien será el responsable de esclarecer lo sucedido.André no querrá alejarse en ningún momento del centro de Marsella, ciudad por la que muestra una verdadera adoración, pues El mundo entero pasa por Marsella es también una novela de amor y de pasión por la belleza.Por lo demás, André Dreujou, lector de Dostoievski, de Baroja, de Barrington, y admirador de Pickpocket de Bresson, tendrá algo de los héroes de novela a los que admira.
Ángela Martín del Burgo ha demostrado una vez más sus dotes como escritora de novela negra con esta obra, que me ha parecido buena.
La novela está dividida en tres partes: la primera nos presenta la vida del joven ladrón André; la segunda nos introduce a su antagonista, el inspector Labachaise; y la tercera nos da el inevitable pero a la vez sorprendente final. No es la típica novela negra policiaca vista desde los ojos del detective "bueno" que busca a los "malos". El protagonista de la novela es el delincuente. Tampoco es un delincuente que nos causa pavor, temor u odio, sino que se presenta como un chico aparentemente normal, por lo que identificarse con el personaje principal resulta sencillo, a pesar de que esté en el bando moralmente incorrecto. La novela se edifica a partir de la evolución moral de este protagonista, André, que pasará de ser un joven carterista a meterse en negocios mucho más turbios, lo cual trastocará su personalidad. Acompañarle hasta que complete su "metamorfosis" es la función del lector. No asistimos a robos de bancos a gran escala ni utilizamos tecnologías propias de las pelis de espías, sino que nos posicionamos en un mundo de ladrones más humilde pero también más verosímil.
Algo que me ha encantado ha sido que gracias a esta novela he podido conocer Marsella de cabo a rabo. La novela incluso cuenta con un mapa de la ciudad en sus primeras páginas, y se hacen abundantes descripciones de los paisajes, las calles, las costumbres típicas de la población... La autora incluso se toma la libertad de enseñarnos algunas expresiones típicas francesas que me parece que adornan el texto y nos transportan (todavía más) a la bella ciudad francesa (¡y aprendemos un poquito del idioma!).
Sin embargo, no he podido evitar fijarme en el que el papel de algunos personajes, especialmente los femeninos, contienen algunos tópicos. Las mujeres que se mencionan en la novela, casualmente, son siempre las que cocinan, las que sirven las cervezas a los hombres visitantes y las que recogen sus desperdicios. El tópico de "la mujer de la cocina" es algo que no me ha gustado mucho, y no puede evitar sorprenderme puesto que la autora es una mujer y la novela se ambienta en el siglo XXI (lo deduzco porque la gente va con el móvil y con el ordenador portátil a todas partes). Del mismo modo se nos presenta a Louise, la madre de André, como una mujer extremedamente débil que necesita que su hijo se dedique al hurto para mantenerla. Una mujer que echa de menos los tiempos en los que vivía con su marido, que la agredía en casos de violencia machista, porque con él tenían dinero; y sin él, en vez de salir adelante por su hijo, se vuelve alcohólica. Esta imagen de sumisión de las víctimas de la violencia machista no ha resultado de mi agrado.
Con todo, El mundo entero pasa por Marsella ha conseguido mantener mi atención hasta el final, y todo aquel interesado en leer novela negra desde el punto de vista el personaje marginal debería leerla.
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