Obra: Betamax. Una comedia con superpoderes
Autor: J. Olloqui
Editorial: Drakul
Año de edición: 2018
Número de páginas: 400
Sinopsis: Bienvenido al mundo de Max Betamax, un fotógrafo para adultos protestón, egoísta, gruñón, apático, cicatero, y algo machista. Max sospecha que su novia tiene un lío con su jefe, y comparte piso a la fuerza con su amigo Junior, un inadaptado social. Pero resulta que Max tiene superpoderes, así que es el único que puede salvar al mundo de una gran amenaza. Amenaza que, por cierto, él mismo ha contribuido a crear. ¿Qué ocurriría si un tipo normal y corriente adquiriera superpoderes de la noche a la mañana? J. Olloqui describe una historia en la que escasean las gestas épicas, los actos heroicos, los exóticos supervillanos, o los trajes ajustados. Por el contrario, abundan los individuos mezquinos y perezosos que buscan su propio interés o eluden sus responsabilidades, lo que convierten a Betamax, una comedia con superpoderes en algo mucho más realista, pero también infinitamente más divertido.
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¡Buenos y superheróicos días contraportadistas! ¡Al habla Javi Sequeiros! En esta ocasión vamos a ponernos en la tesitura de qué pasaría si las personas menos indicadas del mundo adquirieran poderes únicos y asombrosos. Alerta de spoiler: que no acabaría nada, nada bien.
Tras leer thrillers y distopías varias añadir un poco de humor a la lectura era cuanto menos recomendable y lo cierto es que la comedia de J. Olloqui cumple con las expectativas: irreverente y en ocasiones crítica; el libro evoluciona por momentos hasta acabar en la épica más absurda que se pueda imaginar y eso, francamente, es impecable. Como todo libro de este estilo, lo que se busca no es otra cosa que pasar un buen rato y Betamax cumple este objetivo sacando sonrisas y carcajadas sin perder ese toque de intriga que rodea la novela. Además, me ha gustado que el escenario sea Madrid, aunque se muestra como telón de fondo y podría haber sido cualquier otra ciudad.
Sin duda alguna, lo que más destaca del libro son sus personajes y es que cada protagonista cuenta con su propia idiosincrasia reforzando así el carisma de cada uno y por qué no decirlo, odiando la mitad de estos que son bastante insufribles. Empecemos por Max Betamax: la propia sinopsis ya lo dice, es un tipo al que seguramente todo el mundo quisiera tirar por las escaleras y eso que en el fondo no es mala persona pues al fin y al cabo carga desinteresadamente con la rémora que es su mejor amigo Juan Pablo Segundo (o Junior para no confundirlo con el Papa). Precisamente, este ha sido el mejor personaje para mí quizás porque en fondo me siento un poco Junior o quizás porque al igual que un Imperio Romano del siglo I ¿a quién no le va a gustar un patán incapaz de desenvolverse solo en un mundo cruel y despiadado? No puedo profundizar más en este apartado sin empezar con spoilers y como respetamos escrupulosamente la experiencia personal que es la lectura dejaremos que nuestros visitantes descubran porque el adorable Junior tiene más chicha de lo que puede parecer. Completa el trío protagonista Diana, novia de Max, abogada comprometida con las causas sociales y un poco Mary Sue; único personaje femenino con protagonismo y única persona normal que hay en toda la novela. Lo cierto es que queda un poco descompensado y artificial, como si se hubiese incluido un poco por rellenar el cupo de igualdad y cuya única función es contribuir al desarrollo de Max sin más pretensión que esa. En general, sí que podría decirse que J. Olloqui destaca más en el desarrollo de personajes masculinos que femeninos, los cuales quedan usualmente en segundo plano.
En cuanto a la historia, ya se han alabado aquí los toques de intriga y humor. Lo cierto es que es una lectura sencilla y rápida que pude ocupar, a pesar de la extensión, un par de días en completarse. La pluma es ágil y divertida con Max siendo el narrador y pasando toda la trama por su filtro. Los cambios en la narración son tan disparatados que la historia se retuerce acaba en otro punto distinto sin que puedas preverlo y así se contribuye a mantener vivía la llama del interés pues te quedas con ganas de llegar a la siguiente página para ver cómo se resuelve la intrincada trama que cada vez es más y más ilógica (en el sentido bueno de la palabra). También me gusta el hecho de que el autor se tome su tiempo para criticar nuestra sociedad, porque de eso también se habla en el libro, y exponer todas las ridiculeces que hacemos las personas (y los madrileños) como un florido espejo donde mirarse.
Debe admitirse que el autor escribe bastante bien y que sabe cómo hacer que la narración sea interesante y ágil logrando una ardua tarea cuando se tiene un narrador en primera persona: que se sienta genuinamente contado por un personaje sin caer en el objetivismo y omnisciencia del narrador en tercera persona. En este sentido, el particular modo de describir personas y lugares y relatar las manías del protagonista contribuye a enriquecer la narración y funciona bien en el marco de una comedia.
Por último, al igual que en otras reseñas, pensamos que quizás el formato novela no sea el más adecuado. A ver, funciona bien y es un buen libro pero se siente más como un comic novelizado que como una novela genuina. Quizás un formato más visual habría sido mejor para contar esta historia ya que ver superhéroes volando por Madrid puede ofrecer un escenario increíble donde Betamax podría desarrollar todo su potencial.
¿Recomendamos este libro? Pues si te gusta el género o buscas algo sencillo con lo que vencer a un bloqueo lector, es una buena opción que puedes tener a mano, por nuestra parte podemos asegurar que se deja leer y que se disfruta. Es una apuesta diferente a la que merece la pena echar un vistazo.
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